sábado, 11 de diciembre de 2010

AVISO A LOS NAVEGANTES

AVISO A LOS NAVEGANTES
Tradicionalmente para la navegación marítima o aérea se producen por los servicios meteorológicos lo que se conoce como “aviso a los navegantes” de que hay o se está formando una perturbación en la atmosfera importante. Bien, del conocimiento de la actual “crisis mundial” se puede deducir que el afán desmedido de consumo de bienes y servicios, por parte de las Empresas (Inmobiliarias, Financieras, Automovilísticas, etc...), en un marco de competencia feroz por ver quién vende toda su producción (consumo interno), quién gana al país vecino para colocar sus productos manufacturados (exportaciones), ha llevado al mundo a la explosión de la burbuja financiera (hipotecas basura, quiebra de bancos, reestructuraciones...), seguida del estallido de la burbuja Inmobiliaria (exceso de oferta, caída de la demanda y por lo tanto paralización de dicho sector. Y de otros muchos sectores...Y se ha perdido la confianza. La gente no es tonta y nadie se fía de nadie...y el dinero, que siempre ha sido muy temeroso, se ha escondido.
Pues bien, el aviso a los navegantes empieza a estar ahora muy claro. El nivel de esfuerzo por parte de los Estados para mantener la estabilidad económica, la prestación de los “servicios sociales”, el mantenimiento de las Instituciones, el funcionamiento de las Administraciones públicas (funcionariado, sanidad, educación, justicia, Obras Públicas, pensiones, paro, etc.), se está empezando a ver seriamente amenazado. No tiene dinero el Estado. Cualquier Estado. (En EEUU, muchos de los Estados-48 en concreto-no tienen para pagar todos los servicios públicos). Y, en este contexto, el sistema financiero se mueve muy a disgusto. Qué hace el Estado? Acudir a la “Deuda Pública”, con lo cual se entra en una dinámica en la que empiezan a no fiarse unos Estados de otros, y se corre el riesgo de que estalle “la burbuja de la deuda pública”. ¡A ver quien lo arregla!

LOS PILARES DE LA TIERRA

LOS PILARES DE LA SOCIEDAD

Señor Director:
He oído hoy en Canal Sur las manifestaciones de la Consejera para la igualdad y bienestar social de la Junta de Andalucía, Micaela Navarro, con motivo del asesinato de un anciano de 83 años en Málaga, en las que literalmente ha dicho: “Nadie tiene derecho a privar de la vida a otra persona”. Bien, totalmente de acuerdo.
La libertad personal, el derecho a la vida y el respeto por todas sus manifestaciones (humanas, animales, vegetales), es fundamental para la convivencia, para el funcionamiento de la sociedad; para sus máximas expresiones: de pensamiento, expresión y movimiento...etc, es un pilar básico de la Sociedad.
La conciencia personal, desde que el hombre y la mujer empezaron a usar la razón, nos regula a nosostros mismos, nos ayuda a cumplir las leyes, nos dice qué está bien y qué está mal, qué hemos de hacer y no hacer, so pena de que caiga sobre nuestra cabeza todo el peso de la ley. Por eso, en principio, todos los que estan en la cárcel, o se han saltado lo que le dictaba su conciencia o no la tienen. Conciencia y libertad son inseparables.
De aquí se deduce claramente que es un atropello que la Asamblea parlamentaria del Consejo de Europa pretenda imponer a nadie “que renuncie a lo que le dicta su conciencia” en cualquier asunto de la vida.
La conciencia obliga al maestro y al profesor universitario a dar bien sus clases; al alumno a estudiar; al ciudadano a pagar sus impuestos; a los políticos y al Parlamento a buscar el bien, -sin agravios comparativos-, de toda la Sociedad. Si no es así..., ¡mal vamos!. Como ha dicho una señora, “lo malo no es qué mundo le vamos a dejar a nuestros hijos, sino qué hijos le vamos a dejar a este mundo”.

APAGAR EL ORDENADOR

APAGAR EL ORDENADOR

Señor Director: No es nada extraordinario lo que cuento en esta tarde calurosa del estío granadino, pero me parece importante, se lo aconsejo a mis hijos, lo recomiendo a mis amigos como una actividad a realizar para llenar algunas horas muertas del día: Apagar el ordenador y la TV unas horas…, y leer. La lectura sosegada de un libro “agiliza” las potencias del alma (memoria, inteligencia y voluntad), ejercitándolas y acrecentándolas, porque permite leer y releer, meditar lo leído, descubrir y aprender... y sorprenderse. El ordenador y la tele no dejan a las neuronas tiempo para asimilar: aturullan, acogotan y agotan.
Pues bien, tras esta digresión, me centro en lo que quiero decir: Al comenzar el verano me he leído “Granada la bella” (de Ángel Ganivet). Aparte de las circunstancias difíciles y depresivas que tuvo que sufrir este hombre insigne, he descubierto que supo adelantarse muchos años antes a los planteamientos de la ideología de género (impulsada después en EEUU) y “antes de ayer” en este país), pues ya en 1896 en su último artículo “Lo eterno femenino” describe con una finura de pensamiento y de sentimientos (respeto, mucho respeto) que embelesa, la situación social, tan dispar, de la mujer andaluza y la mujer nórdica. (Helsingfors es el nombre original de la moderna ciudad de Helsinki). No voy a decir más…, léanselo, vale la pena.
Otro libro, que no por conocido es menos interesante, que he vuelto a leer es “Cuentos de la Alhambra” de Washington Irving escrita en 1829, cuando su amigo David Wilkie le animó a escribir algo que “tuviese regusto de ese perfume árabe que todo lo impregna en España”. Que les voy a decir que no sepan sobre este libro, pero me hago la pregunta de cuantos granadinos lo han leído y…, no quiero saber la respuesta por temor a llevarme una desagradable sorpresa.
Y estoy con un tercero que he comenzado a leer, por recomendación de mi hijo, y me está fascinando. Se trata de “El filósofo entre pañales” de la psicóloga Alison Gopni, que analiza, teniendo en cuenta los descubrimientos científicos más adelantados, la forma en la que funciona el cerebro de los bebés. Se sorprenderían ustedes de las cosas que describe y de cómo fundamenta, en el fondo, lo que muchos literatos han afirmado: “Que todos llevamos dentro, hasta el final, al niño que fuimos”.