viernes, 12 de marzo de 2010

EL JUEZ UNIVERSAL

En todas las culturas que en el mundo ha habido ha existido la “creencia” de una vida después de la muerte. Y ésta, la muerte, es lo único seguro. Ya con el aborto nacer no es seguro. Y también que esa vida sería “juzgada” por un ser supremo, premiada o castigada según sus obras. Lo que pasa es que ahora ya no se sabe si hay cultura, o simplemente está “descafeinada”. Lo blanco es negro y lo negro blanco. Todo es relativo.
Se acerca la Semana Santa para los cristianos y los Evangelios relatan el “juicio” que se le monta a Jesucristo: Primero en el Sanedrín, ante Caifás y los príncipes de los sacerdotes con sus túnicas, estolas, puñetas y filacterias pero con la mollera corrompida por sus caprichos y afán de poder. Luego lo juzga Pilatos, -Procurador Romano-, un tontorrón que no quiere complicarse la vida y devuelve “el auto a la Audiencia”, al Sanedrín. Por último, como no están seguros de lo que hacen consultan al pueblo (jaleado y engañado como siempre con falsas verdades) para que con sus votos y una aparente mayoría los respalden. Y, el pueblo, -no todos-, también lo condena.
Pero toda la farsa se desmonta con la Resurrección y Ascensión al Cielo. Y allí el verdadero Juez Supremo es Jesucristo que juzgará a vivos y a muertos; será justo y misericordioso pero no hará cambalaches. Dará a cada uno lo suyo, todo quedará al descubierto..., y sabe poco bien cada uno lo que ha hecho de bueno o de malo. Se lo dice su propia conciencia..., nadie quiere hablar de ella pero está ahí, en cada persona. ¡Ah!, y no cabe “apelación” porque su Padre Dios lo ha constituido en esa Potestad.
Bueno..., pues este “juicio” ha seguido y sigue montándosele a Jesucristo por filósofos y escritores, políticos y Parlamentos, artistas y cineastas, legisladores que quitan y ponen añadidos a la Ley de Dios.

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