lunes, 30 de noviembre de 2009

DAR COCES CONTRA EL AGUIJÓN

Dar coces contra el aguijón.
En estos días he tenido ocasión, por motivos familiares y de amistad, de asistir a varios funerales, visitar tres cementerios, conocer algún tanatorio, ver algunos ataúdes, contemplar en la TV. las visitas multitudinarias al lugar del descanso eterno de los seres queridos fallecidos recientemente o hace ya mucho tiempo, por todos los lugares de Europa, desde los confines de Rusia hasta Gibraltar; por toda centro América e Iberoamérica...; EEUU y Canadá. Se lo pueden creer que he visto, físicamente o con la imaginación, cientos de miles de millones de Cruces en casi todo “el mundo civilizado”. También en Monumentos, Castillos, Catedrales, ermitas, blasones y Escudos Nobiliarios de casas solariegas con siglos de existencia que han sido declaradas “bien de protección cultural”.
Pues bien, el día tres de Noviembre pasado, siete “magistrados” de la Corte Suprema de Estrasburgo (¡qué título más rimbombante!), que componen el Tribunal de Derechos Humanos le da a “una persona, una”, la razón; quitándosela a millones de personas. Están locos estos belgas. Como es sabido estar loco es perder la razón.
La Santa Sede ha recibido con "estupor" y "amargura" la decisión del tribunal. "Es equivocado y miope querer excluir a la religión de la realidad", ha afirmado. Y ha criticado que la Corte europea haya intervenido en una materia "tan profundamente ligada a la identidad histórica, cultural y espiritual de la Civilización Occidental". "No es por este camino", ha concluido, "como se ayuda a amar y compartir la idea de Europa".
He de confesar que a mí me gusta la media luna que luce en lo alto de algunas mezquitas, no en todas. Y respeto las costumbres y tradiciones del Islam, aunque algunas de ellas también se salten los esquemas y reglas jurídicas del Tribunal de Estrasburgo. ¡Vamos a respetar a todos!

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